Mantera es una galería de arte gestionada por María Rocha, que desde noviembre de 2016 existe como una suerte de artificio con respecto a la imagen de un centro comercial de arte contemporáneo. Asumida como una de las prácticas de su mentora sumidas en el activismo, se presenta como simbiótica con respecto a sus artistas y a las producciones que cuida, difunde y comercializa. Junto con Ossobuco, conformado por Néstor Basualdo, Monika Miranda y Víctor Moresi, ambos, galería y colectivo, encarnan la lucha cotidiana dada por el trabajo precarizado en los márgenes de la ilegalidad operando en el stand de una feria situada en el predio del Ferrocarril Mitre, en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero. Para Mantera y Ossobuco este mercadillo ha devenido en “un espacio feminista en su práctica apoderante, que se motiva y alimenta por los cuerpos, la confianza, las libertades y la empatía entre mujeres”.
En esta instancia, Mantera y Ossobuco invitan a Pao Lunch. Una artista que con sus proyectos ensaya desobediencias estético-políticas desde la disidencia sexual. Con sus imágenes y con su poética invocadora del poder popular, esta coalición busca espacios para pronunciarse en los intersticios de un arte contrahegemónico. En este sentido, aquí cabe la pregunta: ¿qué debe hacer el arte ante el avance neofacista y neoliberal? Y, asimismo, ¿hay acaso la posibilidad de un arte popular contemporáneo?
Es la imaginería de la feria boliviana la que se cristaliza en estas producciones, sujetas al autodidactismo y al lenguaje de la manifestación, de la declaración de deseos y de convicciones emancipatorias.
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